La mediocridad, en un alarde de prepotencia, hace imperar una percepción de la realidad de la cual subyace la incompetencia e inoperancia de este sistema atrofiado en la pretensión de un enaltecimiento personal. En la intencionalidad de adormecer a las mayorías, busca frenar los sueños de aquellas personas llenas de ilusiones, con una visión amplia, humanizadora y emancipadora de la realidad. Sin duda, el presente es complicado pero el futuro es NUESTRO, es algo ineludible.
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