¿Educación?
Se me viene el mundo encima cuando me planteo esta cuestión.
Sinceramente no me he dado cuenta de mi vocación por la educación
hasta que no me he visto dentro de este grado. Yo siempre había
sentido especial sensibilidad por los más desfavorecidos. Me
considero una persona que se estremece ante las desigualdades e
injusticias que se acontecen día a día. El salto hacia este mundo
comenzó por mi afán de querer ayudar a las personas. Me encanta el
trato humano, hablar, conversar, oír, sentir, escuchar... Esto fue
lo que me llevo a decantarme por este grado. Pero cuando
verdaderamente me he dado cuenta de que esto es lo que quiero ha sido
cuando he contrastado lo aprendido en la facultad con mi realidad del
día a día.
Durante
un año y actualmente acometo la función de educador-colaborador en
una residencia escolar. Esta experiencia me ha abierto los ojos no de
la manera más agradable al ver que todo lo aprendido en la facultad
es opuesto a la realidad. Sinceramente actualmente es cuando mas
indignado me siento. Y el motivo es que han llegado jóvenes
derivados desde asuntos sociales a esta residencia. Y ante la
incapacidad de los profesionales que aquí trabajan la única
solución y más radical para ellos es expulsarles. Cualquier motivo
es bueno para “meterles un parte y largarlos a su casa”. Estos
actos me indignan muchísimo, todo ello es fruto de la incapacidad y
la carencia de vocación de estos “profesionales”.
He
de decir que unas de las personas a las que debo mi vocación por
este ámbito ha sido mi abuelo. Para mi este gran hombre es un
referente ya que me ha inculcado sus ideales de progreso y cambio, de
sensibilidad hacia los mas desfavorecidos.
Actualmente
me encuentro ante un binomio y es que estoy pensando si la educación
es un medio beneficioso o generador de exclusión en esta sociedad.
Ante mis principios, quizás equívocos o mejor dicho inexpertos,
considero que la educación social debe ser la voz de aquellos que
nunca la han tenido. Para ello se debe mirar a través de los ojos de
los más desfavorecidos. Pero no solo eso, sino ofreciéndole a estas
personas un abanico de posibilidades para que ellos sean los que
decidan como tomar sus vidas. La educación social debe ser
comprensión y sinceridad, emotividad y empatía. No debe pretender
acabar con la pobreza material, debe enriquecer la pobreza mental.
Por
tanto de esta profesión espero afrontarla con la mayor pasión
posible. Lo importante, a la hora de trabajar, considero que es
transcender. Un profesional que no transciende y no deja huella en su
trabajo no es un profesional. En esta vida la esencia esta en hacer
todo aquello que nadie es capaz de hacer. Pero todo ello sin perder
los pies del suelo. Me refiero que no los grandes y llamativos gestos
son los validos, sino que considero que los pequeños detalles son
los que diferencian a las grandes personas y profesionales.
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