miércoles, 5 de marzo de 2014

El trabajo en grupo en el ámbito educativo.

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¿Quién no ha sentido el caminar entre la muchedumbre acompañado de la soledad?, ¿quién en la soledad no se ha sentido abrumado por la muchedumbre?.

Nuestras esencia y destino, nuestra suerte y nuestra condición, somos un constructo de cuantas experiencias hemos sido capaces de grabar en el corazón. No obstante esa nuestra singularidad es participe en singularidades colectivas. No somos seres solitarios, sino que tomamos parte de la vida de quienes nos rodean y les acompañamos en sus discurrires. E aquí el sentido de los grupos. Personas que se aúnan formando una estructura solida, que persigue fines, que comparte ambiciones, que simplemente son un cúmulo de aportaciones de todas las personas que lo componen.

El grupo, aquello a quienes nos aproximamos cuando sentimos habernos alejado, aquello donde encontramos la seguridad y sensación de acompañamiento.



La constitución y pertenencia a un grupo, lleva intrínseco el proceso de exclusión de ciertas personas. Dentro del grupo se generan sinergias y simpatías entre personas. El ser humano por antonomasia tiene la ambición de sentir la primacía con respecto al resto e intentar posicionarse un poco más por encima. En este proceso, surgen los diferentes roles que adoptan las personas en el grupo. Como la misma opinión emanada de diferente personas tienen mayor repercusión entre el resto.

El trabajar en grupo tiene un gran potencial y es la base de cualquier intervención educativa. Es mágica la capacidad de trabajar en grupo y hacer que fluyan los conocimientos construidos entre todos los integrantes. Es importante hacer que las ideas se vayan complementando y no solapen las unas a las otras. Abordar un problema o cuestión de forma individual no es igual que abordarlo de forma conjunta. El compartir y poner en común las diferentes ideas nos permiten tener una visión más global y amplia, haciéndonos ver aún más allá de nuestros horizontes.

Es reseñable en que medida se nos está inoculando la idea de consumir hasta tales extremos de desechar las relaciones personales. Tiene una vital importancia consolidar las relaciones afectivas entre las personas del grupo de trabajo, no siendo el cambio del mismo, motivo para hacer decaer los lazos que se han ido generando a lo largo de la vida del grupo. 


Desde mi humilde opinión considero que hacer perdurar a lo largo de toda nuestra vida académica los mismo grupos imposibilitan la maravillosa oportunidad de trabajar con personas distintas. La seguridad y estabilidad son motivos que quizás nos lleven a pensar que no es necesario cambiar de grupo de trabajo. Debemos ser conscientes de que son las situaciones de inestabilidad, inseguridad y curiosidad, las que nos pone en constante atención y aquellas que generan en nosotros los más significativos procesos educativos.

Juan Manuel Corral Maldonado

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo Juan Manuel. Alguna vez escribí que "soy un hombre solo que vive acompañado siempre" hasta que apenas he logrado comprender lo importante del sentido de pertenencia para el desarrollo de la individualidad.
    Abrazos

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  2. Agradezco su interés y curiosidad por leer a una persona que quizás solo plasma su locura. Me alegra que dos puntos en el mapa se vean unidos por conversaciones que giran en torno a la educación. Un abrazo.

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