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La causalidad de la educación no es otra sino la sutileza de acompañar
desde el prima más humano, alentando, "mimando", queriendo,
contagiando... Debemos de romper con la elitización que imprime el
sistema, consigamos proyectar en nuestros niños y niñas una educación
liberadora y crítica, que les empoderen, haga sujetos críticos y
participativos de sus propias vidas. Rompamos los estándares, porque
para con la "ingeniería humana" y la "cirugía emocional", aún queda
mucho por hacer. A esto nos debemos quienes hacemos el intento de
apasionarnos con ello. 